Autocontrol
¿Qué es un problema de control de impulsos?
Consiste en tener una conducta no premeditada, que nos perjudica a nosotros y a otras personas, sobre la que no tenemos control. A pesar de intentar abandonarla en repetidas ocasiones, seguimos repitiéndola, con sentimientos de culpa después de nuestras acciones.
Tratamiento del control de impulsos
Si en tu vida se dan situaciones en las que no puedes controlar tus actos, y esto tiene consecuencias negativas para ti o tu entorno, podemos ayudarte. Existen tratamientos eficaces para el autocontrol de impulsos.
¿Comprar puede ser algo compulsivo?
Cuando realizamos compras de forma impulsiva, repetida y excesiva, y es algo que no podemos evitar, a pesar de que afecte negativamente a nuestra vida, hablamos de un trastorno denominado compra compulsiva o adicción a las compras.
¿Compras de forma indiscriminada y cuánto más mejor, pero luego te sientes culpable?
¿No te sientes bien si no te llevas algo?
¿Prefieres ir solo y ya no te relajas cuando vas a un centro comercial?
¿Sientes euforia cuando gastas dinero, pero luego hace que te sientas culpable o avergonzado?
Si has detectado alguno de estos síntomas, habla con nosotros. Te ayudaremos.
¿Tienes problemas controlando tu ira?
Aunque la ira es una emoción normal y útil en ciertas situaciones en que nos permite defendernos, supone un problema cuando es desproporcionada o nos domina, causándonos daño a nosotros y a nuestro entorno.
Estas son algunas de las consecuencias de la ira y la agresividad:
- Problemas en las relaciones interpersonales: pareja, compañeros, amigos, que nos acaban juzgando negativamente, considerándonos personas poco valiosas.
- Problemas laborales, confrontaciones, baja eficacia, despidos.
- Déficit en la capacidad de toma de decisiones, y aumento de actividades de riesgo innecesarias y contraproducentes.
- Abuso de sustancias.
- Conducta desorganizada, con comisión de infracciones, agresiones, etc.
- Problemas médicos. La agresividad, junto con la ansiedad, es peligrosa para la salud física; aquí incluimos alguna de las relaciones más conocidas, acompañadas de la oportuna documentación, para que el lector interesado pueda profundizar.
- Aumento de la vulnerabilidad a padecer enfermedades por la relación que tiene con el funcionamiento del sistema inmunológico (Kievolt-Glaseret al).
- Aumento de los niveles de colesterol (Waldstein et al).
- Problemas cardiovasculares (Williams et al). Los resultados indicaron que entre adultos normotensos “el riesgo de padecer problemas cardiovasculares combinados e incidentes graves, aumenta de forma gradual con los niveles de agresividad-rasgo”.
- La agresividad está relacionada negativamente con el dolor y la capacidad de levantar objetos en pacientes que padecen dolor crónico (Burns et al, Jeans, Rosemberg y Jacob).
¿Hay tratamiento para la agresividad?
Desde luego que sí. El modelo en que se basa el programa de tratamiento que aplicamos en el Centro de Psicología Abeledo Borel puede variar en función del foco del problema.
Se basa, en todo caso, en la reestructuración cognitiva de las valoraciones del desencadenante, junto con técnicas de manejo de la activación física, a las que se suma el trabajo en las habilidades de comunicación y asertividad, solución de problemas y toma de decisiones.
¿Qué es la procrastinación y cuando se convierte en un problema?
Es el acto de posponer algo que debe ser realizado. Todos podemos aplazar la realización de tareas que tendríamos que cumplir. La procrastinación se convierte en un problema psicológico cuando, de forma reiterada y deliberada, se evitan tareas importantes, posponiéndolas o nunca llegando a hacerlas.
Afecta a varios niveles de nuestra vida:
- A la vida personal, sobrecargándonos de trabajo por la posposición.
- Al trabajo, no cumpliendo con los plazos previstos.
- A la salud, cuando postergamos incluso ir al médico.
¿Podrías padecer procrastinación? Tal vez sí, si te reconoces en las siguientes situaciones:
- Dejas cosas importantes para última hora.
- Tienes problemas frecuentes para terminar las tareas.
- No cumples plazos en el trabajo.
- Tus amigos y familia te dicen que no cumples con lo prometido.
- Te pones excusas tipo “lo haré mañana”, “no es tan importante hacerlo ahora mismo”, “mejor lo hago en otro momento”, “no es tan importante hacerlo ahora”, etc.
Una correcta atención psicológica te ayudará a no postergar las tareas relevantes para tu día a día.